domingo, 25 de mayo de 2008

domingo, 18 de mayo de 2008

¿La Comedie Francaise o The American Comedy?



Este fin de semana me quise olvidar de los dramas. Cero rollos y sufrimientos, así que las películas elegidas fueron dos comedias “light”, una de Francia y la otra de Estados Unidos.

Lo Mejor de Nuestras Vidas, (título que le viene muy bien, ya que el nombre original en francés era algo así como Asientos de Orquesta) es una historia contemporánea sobre una serie de personajes ligados al mundo cultural cuyas vidas se cruzan en un café parisino. Una neurótica actriz de telenovelas que lo daría todo por actuar en el cine culto; un pianista rico y famoso que se harta de tocar para los ricos y quiere dedicar su arte a los pobres; un coleccionista de arte que dona todas las obras recopiladas en una larga vida; la conserje del teatro que ya está preparada para retirarse luego de años de amistad con los más legendarios artistas. El hilo conductor de estos personajes y otros que los rodean es la joven e ingenua Jessica (Cecile de France), quien llega a París para trabajar como mesera precisamente en el Cafe des Theatres y continuar el sueño de su abuela de participar del lujo y la belleza de la Ciudad Luz.

El elenco lo integran: Cécile De France, Valérie Lemercier, Albert Dupontel, Laura Morante, Claude Brasseur, actores de primera línea todos, quizás conocidos en Venezuela escasamente por los asiduos a los Festivales del Cine Francés. Recordamos a Cécile de France por su actuación en Las Muñecas Rusas, secuela de la inolvidable El Albergue Español, a la que titularon por estos lares: Una Casa de Locos; (no sé a qué obedece tanto cambio en los títulos).

El asunto es que esta ligera comedia francesa de hermosa escenografía y sólidas actuaciones captó mi atención por su excelente guión, sólidos actores y acertados diálogos.

No puedo decir lo mismo de Porque lo digo yo, propuesta americana del tipo comedia romántica, acerca de una sobreprotectora madre de tres chicas que se empeña en buscarle marido a Millie, la menor de sus hijas. Si bien en la película francesa no me reí a carcajadas –aunque hay escenas hilarantes como cuando la actriz trata de convencer al director de cine de que ella es la mejor para interpretar a Simone de Beauvoir- en la americana no hay mucho humor inteligente; parece una de las series a las que nos tienen acostumbrados Sony, Warner, Fox y otros canales de cable. De hecho, sólo le faltan las típicas risitas de fondo que caracterizan a estas series. Hay unas cuantas situaciones graciosas –justo es decirlo- pero los personajes ¡son tan estereotipados!; Diane Keaton es la misma de Alguien tiene que ceder y otras películas de ese tipo que ha hecho últimamente, parece que ni siquiera hace un esfuerzo por diferenciarse de actuaciones anteriores. No puedo negar que en este filme hay una buena química entre Keaton y Mandy Moore, que intrepreta a Millie y también tiene sus buenos momentos, como cuando las hermanas y la madre se lanzan a cantar, pero... no sé, mucha escena previsible, mucho diálogo innecesario y sobreactuación, hasta hay un par de pastelazos, algo que a mi modo de ver se convierte en el recurso al que muchas veces acude el cine comercial norteamericano cuando la imaginación falla.

Por otra parte, en la película gala no encontré ni un momento de aburrimiento y al terminar de verla, me quedó la sensación –junto a una sonrisa- de que es necesario revisar de vez en cuando qué es realmente lo que nos importa, qué es lo mejor de nuestras vidas. ¿Era ese el objetivo de este sencillo filme? No lo sé... pero sin duda me reafirma en esta convicción: Vive la Comedie Francaise! ... Vive la joie de vivre!

jueves, 15 de mayo de 2008

Lecturas recientes




Una de esas gripes horrorosas que tumban con todo y fiebre incluida me obligó a recluirme en casa por unos días. Para hacer más llevadera la recuperación me acompañé con los siguientes libros:

Una pantera en el sótano, de Amos Oz
Uno de esos relatos que te reconcilia con la lectura. Reflexión, belleza y poesía en el verano del joven protagonista y su descubrimiento de la verdadera amistad más allá de los vaivenes políticos.

Diez negritos, de Agatha Christie
Diez invitados a la remota Isla del Negro van desapareciendo en extrañas circunstancias. En la mejor tradición inglesa del relato de suspenso, esta corta novela te mantiene aferrado a sus páginas con la infaltable pregunta: ¿Quién carrizo es el asesino y por qué? Doña Agatha teje la asombrosa trama con su acostumbrada maestría. Por algo la llamaban la Reina del Misterio.

Oficina No. 1, de Miguel Otero Silva
Relectura de una obra fundamental de este narrador anzoatiguense. Sigue la sufrida vida de Carmen Rosa, el personaje mítico de Casas Muertas, esta vez en la fundación de El Tigre (o San Tomé, nunca me quedó claro) de la mano del boom petrolero de los años 30-40.

Arráncame la vida, de Angeles Mastretta
Este es un bolero aderezado con ranchera mexicana, abundantes dosis de machismo, revolución zapatista, corrupción del PRI y un toque de feminismo de la primera mitad del siglo XX. .. Bueno, se deja leer completico en un día de lluvia.

Rocanegras, de Fedosy Santaella
Otra relectura, ahora más sosegada, de este policial del profe Santaella, donde el lector corre ávidamente por sus cortos capítulos preguntándose cómo diablos saldrá Rocanegras del lío en que se encuentra metido para poder continuar su vida de galante aristócrata criollo.

Y estoy leyendo ahora:

El Globo de Colores, de Arturo Uslar Pietri
Libro de ensayos sobre viajes, que incluye: La Tierra de Nadie, texto imprescindible para comprender a Nueva York -sobre todo para los que amamos esa ciudad- y sorprendentemente vigente a pesar de haber sido escrito en 1950.