domingo, 7 de febrero de 2010

Invictus: un líder para todos


“Este país está hambriento de grandeza”, dice Nelson Mandela, en una secuencia de la película Invictus. Se refiere a la Sudáfrica de mediados de los 90’s, cuando se estrenaba como el primer presidente negro en una nación aún dividida por los rezagos del apartheid.

En Invictus (dirigida por Clint Eastwood y con las excelentes interpretaciones de Morgan Freeman y Matt Damon) se cuenta un episodio de la historia de Sudáfrica. El presidente Mandela decide dejar atrás el pasado, el cual incluía sus 27 años de prisión y la segregación de millones de sus compatriotas, para formar una sola nación junto a la minoría blanca que los había oprimido. El líder se da cuenta de la importancia del deporte, no solo como motor de emociones, sino como elemento integrador de todos los estratos de la sociedad. Su apoyo decisivo al equipo nacional de rugby, formado en ese momento por una mayoría blanca, da inicio a un proceso de unificación entre dos razas, antes inimaginable en la sociedad sudafricana.

Mandela no es un santo, sino un hombre sabio y con visión de estadista, que en vez de querer perpetuarse en el poder, continuar aferrado al pasado y promover el rencor, decide dar un paso hacia adelante, buscando un mejor futuro para su pueblo e inspirando a sus compatriotas a compartir un sueño común de grandeza.
¿Necesitamos un Mandela en Venezuela?