No es una comedia, pero tampoco llena todos
los requisitos para ser clasificada como un drama; se podría decir que es “something
in between” (algo en el medio). El título original en inglés es “Hope Springs”,
nombre del pueblo ficticio de la costa de Maine a donde acuden parejas con el
objeto de salvar su matrimonio.
De eso se trata esta película,
protagonizada por los veteranos Meryl Streep y Tommy Lee Jones. Los actores
encarnan, con una actuación convincente, a una pareja con 31 años de matrimonio
a sus espaldas que ha perdido la magia y la comunicación, envueltos en la
rutina y el desencanto.
Kay (Streep) es quien resiente más la
situación de nula intimidad y logra arrastrar a un renuente Arnold (Jones) hacia Hope Springs,
donde un famoso consejero matrimonial (Steve Carrel) tratará de reconectarlos.
El tema es algo novedoso y poco taquillero, porque el amor (y el desamor) en la
edad madura no parece atraer a las masas; lo que probablemente logra captar la
atención del público es la calidad y popularidad de sus protagonistas.
Sin considerarla una obra maestra, la
recomiendo. Su mayor fortaleza se encuentra en la credibilidad de todas las
escenas. Deben ser muchos los espectadores que pueden identificarse con los
problemas, desilusiones y expectativas de los personajes. El amor duele, dicen,
pero el desamor compartido duele aún más y eso abunda en la vida real.
La dirección es de David Frankel (“El
diablo viste de Prada” y “Marley y yo”) y el guión pertenece a Vanessa Taylor ("Games of Thrones", "Alias").