domingo, 25 de marzo de 2007

Proyección de fotos de la Expedición Ecuador 2007


Están cordialmente invitados
a la proyección fotográfica:
"Expedición Ecuador 2007",

del Centro Excursionista Caracas (CEC)


a cargo de Manuel Fraga y Aurora Pinto.


Ven y comparte la experiencia de recorrer y ascender

a las hermosas y retadoras montañas del Ecuador.

Fecha: 31 de marzo
Hora: 3:00PM
Lugar: Sede del Centro Excursionista Caracas.
Avda. Santa. Sofía Sur, zona del Polideportivo, Urb. Santa Sofía, El Cafetal.

Después de pasar la Clínica Santa Sofía, dos o tres cuadras más arriba al llegar al Polideportivo tomar por la calle de la izquierda y justo en la última esquina del campo está nuestra sede

viernes, 16 de marzo de 2007

Chocrón y Lerner: Los judíos maravillosos de la literatura venezolana



Acabo de terminar de leer la novela “El Vergel”, de Isaac Chocrón. Hace menos de una semana finalicé la de Elisa Lerner, “De muerte lenta”. Fue casualidad. La verdad no planifiqué que mis lecturas se encaminaran hacia dos de mis escritores venezolanos preferidos, quienes, también casualmente, son judíos.

Esta coincidencia me ha hecho reflexionar sobre el interesante aporte a la literatura venezolana de estos dos escritores. Ambos coinciden en su origen religioso; provienen del interior del país -nacida ella en Valencia y él en Maracay-pero son al mismo tiempo muy cosmopolitas. Con vivencias en el exterior, una obra y una dramaturgia cocinada al fuego del teatro norteamericano del siglo XX, y una particular agudeza para observar a nuestro país, desde su condición de venezolanos y desde la perspectiva de pertenecer también a un pueblo de tradiciones milenarias, marcado por la diáspora, alternando siempre la contradicción entre pertenencia y desarraigo. Son unos venezolanos muy universales.

Las dos novelas son diferentes. La de Elisa Lerner nos revela –a los nacidos después de los años 40 del siglo pasado- el mundo de los intelectuales en el momento del ascenso al poder de uno de ellos, quizás el más insigne de la época, Don Rómulo Gallegos. Un atisbo doloroso a lo que pudo haber sido y no fue.

En El Vergel, sin llegar a la estricta autobiografía, Chocrón cuenta su vida de manera novelada, utilizando como narradores a familiares y amigos ya desaparecidos. Bastante revela el veterano escritor sobre sus inicios intelectuales, represión familiar, homosexualidad, espiritualidad. Todo en un lenguaje muy sencillo y elegante.

Lerner se concentra más en sus personajes y en el argumento. Su prosa está cargada de ricas metáforas. No es tan reveladora –al menos a primera vista- de detalles sobre su vida privada, hasta que casi al final del libro la autora se desdobla en la escritora Alma Blatt (y quizás también en otros personajes), para hacernos partícipes de unas cuantas confidencias.

Los dos escritores son contemporáneos, nacidos en los años treinta, casi octogenarios, pero muy lúcidos, sagaces, observadores implacables de las grandezas y miserias de la sociedad. De ellos –y de sus seguidores- espero nuevas obras que me sorprendan.

Pero cabe preguntarse: ¿Tendrán una generación de relevo entre la comunidad judía de nuestro país?

viernes, 9 de marzo de 2007

Borges prisionero (un cuento)


Cuando era adolescente, en los años ochenta, tuve un fugaz encuentro con mi escritor preferido, Jorge Luis Borges. Fue durante la última visita del maestro a Venezuela.

La librería Lectura, de Chacaíto, planificó una firma de libros y hacia allí me dirigí con “Ficciones” bajo el brazo. La variopinta cola de admiradores del escritor argentino llegaba hasta Sabana Grande. Después de hora y media de espera comencé a impacientarme. Esa tarde tenía un examen y debía regresar a clases. Entonces se me ocurrió una idea para adelantarme a la multitud que me precedía. Recordé que mi primo Roberto trabajaba en la librería. Escondí el libro en mi morral y me dirigí con paso seguro hacia la puerta del establecimiento pretendiendo ser la emisaria de un recado familiar urgente para mi primo.

Inexplicablemente, logré pasar por delante de los miembros de la prensa, policías y funcionarios consulares que custodiaban al genio. Todos –incluido mi primo- se creyeron el cuento. Una vez dentro, me coloqué audazmente de primera en la cola. Fue entonces cuando tropecé con un par de ojos asiáticos que me midieron sin compasión. Con arrojo de samurai, Maria Kodama -entonces eficiente secretaria y hoy próspera viuda del sabio invidente- me cortó el paso. A un gesto suyo, me sacaron de la librería. Roberto perdió su empleo y estuve en la lista negra de Walter por lo menos durante un quinquenio.

Nunca pude tocar a Borges, pero sé que el autor de Las Ruinas Circulares notó mi presencia. Antes de salir bruscamente de la librería, vi que dirigió su mirada extraviada directamente hacia mí. No pronunció palabra, pero parecía a punto de pedirme algo, quizás que lo ayudara a escapar del cerco que lo custodiaba con tanta fiereza. Por un brevísimo instante, el mago de las palabras, el Zeus de mi particular mitología, fue sólo un anciano preso entre montañas de libros.

lunes, 5 de marzo de 2007

Bolaño y sus detectives



Acabo de leer “Los Detectives Salvajes”, de Roberto Bolaño. Este escritor ha sido para mí un descubrimiento. Murió en el 2003, con apenas cincuenta años. Quizás el hecho de morir joven y en plena producción literaria ha contribuido a que ya forme parte de la leyenda de la literatura latinoamericana.

Bolaño era chileno, criado en México. Fue bastante bohemio. Vivió aceleradamente, con temporadas en Europa, viajes por Africa y América Latina. Murió esperando un trasplante de hígado que nunca llegó. Estaba considerado un “niño terrible”, no tenía pelos en la lengua para despotricar de los escritores comerciales y de todo lo que no considerara auténtico en el arte de la escritura.

También fue un escritor de obras monumentales. “Los Detectives Salvajes” tiene casi 600 páginas. Su obra póstuma: “2666” supera las mil. Con la primera ganó dos importantes premios literarios: nuestro “Rómulo Gallegos” y el Premio Herralde de Novela.

Los Detectives Salvajes es una obra fascinante. Impresiona su originalidad. Personalmente, me recordó por momentos los laberintos de “Rayuela”, de Cortázar; los rasgos de humor e intimismo de “La Vida Exagerada de Martín Romaña”, de Bryce Echenique y “Las Mil y Una Noches”, por la capacidad de concatenación de historias que se remiten unas a otras a lo largo del libro.

La novela está dividida en tres partes: Mexicanos perdidos en México; Los Detectives Salvajes y Los Desiertos de Sonora. La narración no es lineal. La acción de la primera parte comienza en 1975, con el diario del joven poeta García Madero, quien se une a una generación de poetas vanguardistas, encabezados por el mexicano Ulises Lima y el chileno Arturo Belano. Los real visceralistas, como se autodenomina el grupo, siguen los postulados de una poeta de los años veinte, Cesárea Tinajero.

En la segunda parte, la acción transcurre entre 1976 y 1996, siguiendo los viajes y vicisitudes de Belano y Lima, convertidos en los detectives salvajes, por varios continentes. En la tercera, se vuelve a 1976, al diario de García Madero y a los acontecimientos que suceden en la búsqueda frenética de Tinajero en los desiertos de Sonora. Esto permite al lector saber el final de la historia en la segunda parte, lo que puede sonar desconcertante, sólo para descubrir que hay muchos detalles ocultos que sólo serán explicados al leer la tercera parte.

Lo que más me gustó es que hay una multiplicidad de narradores. Más que el tema en sí, me parece extraordinaria la manera de narrarlo, la originalidad de hacer que todos los personajes muestren sus puntos de vista. La manera como el autor trató cada personaje, con sus historias individuales, con un tono apropiado para cada uno, pero al mismo tiempo guardando la ilación con los otros narradores.

Hay personajes entrañables, a quienes uno termina por tomarles cariño, después de tener leídas unas 300 páginas de sus disparatadas vidas, como Juan García Madero, Quin Font y su familia, Amadeo Salvatierra, Piel Divina, Auxilio.

Personalmente, pienso que Bolaño dibuja mejor los personajes masculinos. Me quedé con muchas dudas sobre la vida interna de las hermanas Font, miembros de una familia encantadoramente disfuncional y decadente, donde todos parecen competir por ver quién está más loco.

Fue una lectura por momentos densa, a ratos muy divertida, oscura, trágica, conmovedora. Descubrí en un site su discurso de aceptación del Premio de Novela Rómulo Gallegos. No tiene desperdicio. Para los interesados, aquí está el enlace:

http://sololiteratura.com/php/docinterno.php?cat=miscelanea&doc=87