lunes, 31 de mayo de 2010

Fiebre de barajitas




“La tengo, no la tengo”… es el mantra que repiten muchos venezolanos en estos días, en colegios, oficinas, parques y plazas. Es la fiebre del Mundial de Fútbol que ha llegado a través del intercambio de barajitas para llenar el dichoso álbum Panini, que este año vino más gordo que nunca.

En Venezuela carecemos de una tradición futbolística sólida; la Vinotinto no ha pasado de ser un “bluff” que no termina de dar resultados contundentes; el béisbol parece desplazar cualquier otra preferencia deportiva de las masas.

Pero… cada cuatro años ocurre un milagro; por un par de meses los venezolanos no hablamos de otra cosa que no sea fútbol. Cada vez que hay un Mundial nos convertimos en hinchas de cualquier equipo que juegue como quisiéramos jugara el nuestro.

A la fiebre mundialista contribuyen los miles de coleccionistas de las barajitas, comercializadas por la empresa Panini, con una exitosa estrategia de mercadeo que incluye la entrega gratuita del álbum en las ediciones dominicales de los periódicos de mayor circulación.

La inflación y el precio no han logrado detener la fiebre. En calles y plazas, venezolanos de todas las edades intercambiamos los cromos; por unos instantes, somos capaces de ser amables y compartir espontáneamente con extraños; sabemos ser buenos vecinos y ciudadanos. ¿Por qué hay tantos adultos en estas entusiastas reuniones de intercambio? Detrás del argumento de acompañar a los más pequeños de la casa, puede esconderse el niño o la niña que fuimos, ávid@ por recuperar retazos de su infancia.

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