lunes, 30 de enero de 2012

Win Win: un dilema moral




Casi puedo decir que tengo como un paradigma personal el suponer que toda película donde actúa Paul Giamatti es buena. Y es que este actor norteamericano, sin ser ni parecer remotamente un galán logra meterse en la piel de personajes muy diferentes y se ve cómodo tanto en la comedia como en el drama. Así lo ha demostrado como el inseguro escritor en Entre Copas, el inspector de policía de la estupenda El Ilusionista o el asesor de propaganda política de The Ides of March, entre otros roles memorables.

Siguiendo mi paradigma, alquilé sin pensarlo mucho Win Win, que me imagino traducirán correctamente como Ganar-Ganar, una comedia donde Giamatti se luce como un abogado endeudado que, obligado por las circunstancias, comete un acto que compromete su ética, lo cual le acarreará inesperadas consecuencias.

Giamatti le presta mucha humanidad y hasta ternura a su papel como Mike Flaherty, un padre y esposo dedicado que trabaja con poco éxito como abogado durante el día mientras en las noches es entrenador del equipo de lucha de la secundaria local. Apremiado por sus responsabilidades familiares, Flaherty se ofrece a cuidar a un cliente con principio de demencia senil, eso sí, recibiendo a cambio la pensión del anciano. De manera inesperada, entra en escena Kyle (Alex Shaffer) el nieto adolescente del cliente, un chico problemático, pero con un extraordinario don para la lucha y cuando Flaherty y su familia logran encaminar al jovencito nuevamente hacia el deporte y las cosas empiezan a marchar para todos, aparece la madre del muchacho, una adicta rehabilitada y ambiciosa que complicará la situación al reclamar la custodia del padre enfermo para quedarse con su casa.

No es la típica comedia gringa, que saca fáciles carcajadas al gran público sino una comedia menos ligera, con personajes pequeños, cotidianos, cercanos al espectador y no por ello menos conmovedores. Flaherty, como le podría suceder a cualquiera de nosotros, se encuentra ante un dilema moral al tratar de ocultar su flaqueza y al mismo tiempo, hacer lo que considera más justo para todos.

Ficha técnica: Dirección y guión: Tom Mccarthy; Año: 2011
Reparto: Paul Giamatti, Amy Ryan, Bobby Cannavale, Jeffrey Tambor, Burt Young, Melanie Lynskey, Alex Shaffer, Margo Martindale, David W. Thompson, Mike Diliello.

jueves, 26 de enero de 2012

The Artist: ¡esos geniales franceses!



Acabo de ver El Artista y no puedo menos que aplaudir la originalidad de los franceses que hicieron esta película… Es a la vez un regalo para quienes amamos el séptimo arte y un homenaje a los orígenes de la industria cinematográfica, a su irresistible atractivo, a su oferta siempre vigente de entretenimiento puro.

¿De qué va la cosa? Un abreboca: la acción comienza en 1927; el actor George Valentin, un cotizado galán del cine mudo y Peppi Miller, una joven extra que trata de abrirse paso en Hollywood se conocen y comparten una mutua atracción. Sin embargo, sus caminos irán por vías diferentes. A George le llegará el olvido y el fracaso al negarse a participar en el incipiente cine hablado, mientras la joven Peppi asciende y triunfa al adaptarse a la nueva tecnología.

Lo interesante de El Artista es que está rodada como una película muda, con mucha gesticulación, música de fondo y el escaso diálogo aparece en cartelitos, tal como una peli de los años veinte del siglo pasado. Pero no por eso decae el interés.

Por supuesto, es un melodrama, con sus toquecitos de humor y su final más o menos esperado, pero vale la hora y media de duración, si uno ama el cine, el entretenimiento puro y se pone en modo “mute” para disfrutarla. ¡Ah! Otra cosa: si alguien no siente ganas de bailar al finalizar de verla es que no tiene corazón ni sangre en las venas. Está nominada a 10 Oscars…

Ficha técnica: Director: Michel Hazanavicius; Guión: Michel Hazanavicius.
Actores: Jean Dujardin (George Valentin) , Bérénice Bejo (Peppi Miller), John Goodman (Al Zimmer), James Cromwell (Clifton), Malcom Mc Dowell (el mayordomo) y otros.

miércoles, 25 de enero de 2012

Hojeando el Tao Te Ching


Cada vez que hojeo el Tao Te Ching no dejo de sorprenderme por la vigencia de ese texto -un tanto críptico- escrito por Lao Tsu o Lao Tsé hace unos 2 mil 500 años. Se dice que el autor fue un filósofo que dejó sus enseñanzas sobre el Taoísmo condensadas en este pequeño libro, antes de abandonar su China natal para desaparecer en Occidente.

La corriente filosófica a la que alude –el Taoísmo- busca explicar el Universo a través del Tao (el cambio permanente) y se fundamenta en la observación de la naturaleza. Sin embargo, en el Tao Te Ching no solo se alude al Orden Natural de las Cosas sino que se profundiza, - a menudo de manera poética- sobre la trascendencia de la vida humana, el arte de gobernar, el autoconocimiento y la armonía y fluidez entre los elementos del Cosmos.

Tengo una edición de Vintage, traducida al inglés por Gia-Fu Feng y Jane English. Hace muchos años que no lo leo corrido; a veces me detengo en una página al azar y todavía me asombra su sabiduría y vigencia.

Un ejemplo:

“Tengo tres tesoros que guardo y mantengo:
El primero es la misericordia; el segundo, la economía;
El tercero es no querer estar por delante de otros.
De la misericordia viene la valentía; de la economía viene la generosidad;
De la humildad viene el liderazgo.

Hoy en día los hombres rechazan la misericordia, pero tratan de parecer valientes;
Abandonan la economía, pero tratan de lucir generosos;
No creen en la humildad, sino que intentan ser siempre los primeros.
Esto ciertamente es la muerte.

La misericordia trae victoria en la batalla y fortaleza en la defensa.
Es el medio por el cual el cielo salva y protege”.