Por fin lo tengo en mis manos; sí, el último libro de la serie sobre Harry Potter. Desde el año 2000, cuando leí el primero de la saga, quedé atrapada como otros muchos adultos contemporáneos por las aventuras y desventuras del niño mago.
Que si es un bestseller, que si forma parte de una gigantesca estrategia de mercadeo, que si la autora es multimillonaria y ha sabido vender su obra y venderse a sí misma. Pues, como dicen los gringos: who cares! (¡a quien le importa!)
A J. K. Rowling le doy las gracias por dos cosas: la primera es haberme devuelto a la infancia aquel domingo inolvidable de 2000, cuando me devoré de un tirón: Harry Potter y la Piedra Filosofal; y la segunda, haber contribuido enormemente a poner de moda en esta época -en la que parecía destinado a morir- al hábito de la lectura.
Creo que de ahora en adelante habrá una generación más atraída por la lectura que en los últimos 15 años. Eso se lo debemos a Rowling. Por otra parte, más allá de la estrategia mediática global lanzada y magnificada por los medios de todo el mundo, hay que recordar que algo parecido ocurría con las novelas por entregas de otro compatriota suyo: Charles Dickens. En algún lado leí que cuando sus novelas llegaban a través de los barcos ingleses a Estados Unidos, la gente se atropellaba por un lugar en el puerto para poder saber de primera mano el destino de sus personajes, así que esta expectativa no es tan nueva. Sólo es una cuestión de épocas y medios de comunicación diferentes.
¡Vaya con estos escritores ingleses y su manera de trabajar el suspenso! ¡Gracias una vez más, Mrs. Rowling!
Que si es un bestseller, que si forma parte de una gigantesca estrategia de mercadeo, que si la autora es multimillonaria y ha sabido vender su obra y venderse a sí misma. Pues, como dicen los gringos: who cares! (¡a quien le importa!)
A J. K. Rowling le doy las gracias por dos cosas: la primera es haberme devuelto a la infancia aquel domingo inolvidable de 2000, cuando me devoré de un tirón: Harry Potter y la Piedra Filosofal; y la segunda, haber contribuido enormemente a poner de moda en esta época -en la que parecía destinado a morir- al hábito de la lectura.
Creo que de ahora en adelante habrá una generación más atraída por la lectura que en los últimos 15 años. Eso se lo debemos a Rowling. Por otra parte, más allá de la estrategia mediática global lanzada y magnificada por los medios de todo el mundo, hay que recordar que algo parecido ocurría con las novelas por entregas de otro compatriota suyo: Charles Dickens. En algún lado leí que cuando sus novelas llegaban a través de los barcos ingleses a Estados Unidos, la gente se atropellaba por un lugar en el puerto para poder saber de primera mano el destino de sus personajes, así que esta expectativa no es tan nueva. Sólo es una cuestión de épocas y medios de comunicación diferentes.
¡Vaya con estos escritores ingleses y su manera de trabajar el suspenso! ¡Gracias una vez más, Mrs. Rowling!
1 comentario:
Mi hermana lo compró, pero aún me estoy auto-convenciendo de leerlo, ya que está en Inglés y mi capacidad de lectura en ese idioma es limitado... Y yo soy de las que "se los lee en un jalón" (como tú dices, jejeje)
Ya hablaremos cuando lo termine!!!!
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