¿Y si en las elecciones de 1940, en vez de Franklin D. Roosevelt, hubiera sido elegido presidente Charles A. Lindbergh? ¿Y si el héroe y pionero de la aviación se hubiera aliado con Hitler para acabar con los judíos durante su presidencia? ¿Y si hubiera sido chantajeado para hacer esto último?
¿Y si…? Estas dos palabras en forma de interrogante, que a menudo son el germen de toda buena historia son la excusa que utiliza el escritor Philip Roth para situar al lector ante una posibilidad escalofriante y no del todo inverosímil, gracias a su habilidad de narrador.
El establecimiento de un gobierno de tendencia nazi podría haber ocurrido aún en los Estados Unidos de haberse dado algunas condiciones, parece ser la teoría que sustenta Roth en su novela.
En La Conjura contra América, el escritor desarrolla esta idea, desde la óptica de un niño (llamado Philip Roth, como él) y su familia judía. Los padres verán impotentes como el país se va transformando bajo el poder fascista y los intentos exitosos; primero, de dividir a los judíos; luego, de aislarlos y finalmente, preparar su exterminio.
Aunque no conozco con mucha profundidad la historia norteamericana, el relato me pareció muy bien planteado. Al final, lo que realmente destaca es la transformación de una familia amenazada ante algo que parece inevitable. Como toda persona que padece un régimen autoritario, hay un momento en que el padre de Philip, sintiéndose impotente para proteger a su familia, se lamenta:
“(…) todos los días me hago la misma pregunta (…) ¿Cómo es posible que una cosa así esté ocurriendo en Norteamérica? ¿Cómo es posible que personas así estén al frente de nuestro país? Si no lo viera con mis propios ojos pensaría que estaba sufriendo una alucinación…”.
El final (que no adelanto) me pareció un poco brusco, como si Roth hubiera tenido prisa por deshacer el difícil entramado que había logrado. Destaco la excelente descripción de los sentimientos del niño Phil. El miedo, dolor y la incertidumbre que siente por su futuro, así como la madurez que va adquiriendo al verse enfrentado a tantos avatares logran que ese personaje establezca empatía con lectores de diferentes culturas. Después de todo, los sentimientos son universales.
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