sábado, 12 de diciembre de 2009

Nieve en el campus






Por televisión habían anunciado la hora precisa de la primera nevada de aquel otoño de 1994. La universidad estaba desierta; era el Día de Acción de Gracias. Me dirigí hacia el amplio patio desolado. Había una suave ventisca y el cielo estaba gris. Reconocí a un tímido estudiante malasio que –con las manos dentro de los bolsillos y tiritando- parecía esperar algo. Una suave gota helada me rozó la cara. Comenzaron a bajar gotas más densas y una capa blanca cubrió la grama. ¡La nieve! –pensé− la esperada nieve de mi infancia, capaz de conmover con su hechizo a un corazón tropical… El malasio se había quitado los guantes y extendía los brazos hacia el cielo. Nos miramos sonriendo y comprendimos que era nuestra primera nevada.

jueves, 12 de noviembre de 2009

jueves, 1 de octubre de 2009

¡Viva Bollywood!



En las últimas semanas he disfrutado de un descubrimiento cinematográfico: Bollywood. Las películas producidas por la industria india del entretenimiento tiene un cierto encanto que me ha hecho mirar hacia el cine asiático. Por casualidad cayeron en mis manos algunos títulos atractivos y he logrado apreciar un cine que, definitivamente, no fue hecho para mí ni para muchos otros occidentales, pero que tiene un sello propio y universal más allá de lo exótico.

En la India se producen cientos de películas al año que son traducidas a unos 16 idiomas que son hablados dentro del mismo país. Es un cine para las masas: con galanes y primeras actrices que parecen sacados de telenovelas, unas coreografías graciosas y exageradas y una duración extrema para cada película: más de dos horas y media. Para muestra, un ejemplo.

Hace poco vi Lagaan: Once upon a time in India y confieso que me conquistó. El argumento es simple: a finales del siglo XIX, con la India dominada por el imperio británico, un despótico capitán inglés somete a los campesinos de una provincia pobre a impuestos cada vez más altos. Ante la rebeldía de uno de los aldeanos (el galán y protagonista), el capitán les propone una apuesta insólita: les condonará la deuda por tres años si los campesinos logran ganarle un partido de cricket a los ingleses. En caso contrario, los campesinos se verán obligados a triplicar el lagaan (impuesto).

La película se lleva casi 3 horas (con intermedio incluido), en las cuales el galán rebelde debe convencer a todo un pueblo de que son capaces de aprender a jugar y a ganar el vital partido de cricket. Hay cantos y coreografías, romance, paisajes, música y entrenamientos, además de que el juego en sí se lleva la mayor parte de la película. Lo curioso es que no me aburrí nunca. Aún presintiendo el previsible final, me dejé llevar por el encanto de una película que recomiendo sin reservas a quienes quieran acercarse a Bollywood y probar una buena dosis de puro entretenimiento.

domingo, 13 de septiembre de 2009

En el mar la vida es más sabrosa...


Dice la canción: “en el mar la vida es más sabrosa, en el mar todo es felicidad…”. Tengo la fortuna de comprobarlo. Unos cortos días (muy cortos) en la playa me lo confirman. Hay en el ambiente marino un “laisse faire”, un “dolce far niente” completamente opuesto a lo que sufrimos en la capital de cualquier gran ciudad (como Caracas, por ejemplo).

Arena, sol, playa, piscina, nubes lejanas, gaviotas y mucho, muchísimo azul, dictaron la pauta. En el mar nada importa o –al menos- los problemas se empequeñecen y la sonrisa se dibuja fácil en el rostro cuando somos testigos de un hermoso atardecer.

lunes, 17 de agosto de 2009

La inolvidable Doris Wells




Acabo de terminar de leer la biografía de Doris Wells, escrita por Ocarina Castillo D’Imperio. Un ejercicio de síntesis y revelaciones sobre la gran actriz venezolana desaparecida prematuramente, hace ya 21 años.


Doris nació en Caripito, estado Monagas, en el ambiente de los campos petroleros y se vino a la capital siendo adolescente con su madre y hermanos –como tantos venezolanos- a buscar mejores oportunidades de vida. Aquí estudió con la gran formadora de actores Juana Sujo, se inició como modelo y se convirtió en las décadas de los 60’s y 70’s en la protagonista indispensable de las telenovelas de RCTV. Se casó con un hombre de la alta sociedad, mucho mayor que ella y cuya familia no la aceptó de buenas a primeras. Tuvo tres hijos a los que mantuvo sabiamente alejados del mundo de la prensa de farándula. Era una fiel defensora de su privacidad y de cualquier posición que adoptara en la vida.


Ya cerca de cumplir 40 años quiso recuperar el tiempo que no le había dedicado a sus estudios; con entusiasmo se matriculó en la Escuela de Arte de la UCV e incursionó en la escritura de guiones de cine y TV. También tuvo una breve e intensa participación política con el partido Nueva República.


Para los venezolanos que nacimos en los años sesenta, su figura era familiar y querida desde nuestra infancia. De alguna manera, crecimos y llegamos a evolucionar con ella. Mis primeros recuerdos de Doris Wells se remiten a esas telenovelas cursis y acartonadas, donde ella era, a veces, “la mala” y otras, “la sufrida protagonista”. Pero en los 70’s, cuando la TV nacional dio un vuelco hacia una cierta “naturalidad” en el lenguaje y la trama, de la mano de intelectuales venezolanos como José Ignacio Cabrujas y Salvador Garmendia, Doris se adaptó muy bien al cambio. También formó parte de excelentes mini-series de corte cultural, como el ciclo de adaptaciones de obras de Rómulo Gallegos y de Guillermo Meneses.


Hay varios momentos que para mí serán inolvidables de su trabajo como actriz: sus actuaciones en La Trepadora, La Fiera y en el especial: La Hora Menguada, basado en un cuento de Gallegos, donde compartió roles estelares por única vez con otra gran dama de la actuación, Marina Baura. Otro gran hito fue la mini-serie La Comadre, escrita y dirigida por Román Chalbaud. Este seriado retrataba a la mujer venezolana de los años veinte del siglo pasado, que tomaba por primera vez conciencia de sus derechos. Más tarde, en el año 1985, Doris nos sorprendería nuevamente en su rol de Oriana, la película de la directora venezolana Fina Torres, laureada en el Festival de Cannes de aquel año. Un personaje hermoso y complicado que le valió reconocimiento internacional.


Se podría decir que Doris se encontraba en su mejor momento cuando le diagnosticaron un terrible mal. Luchó durante dos años con gran valentía por su salud, pero en 1988 murió a los 45 años, dejando una estela de interrogantes sobre todo lo que aún nos habría podido brindar a su público, como actriz, escritora y productora de medios audiovisuales.


Inolvidable e irrepetible Doris Wells.


jueves, 30 de julio de 2009

Nadie como Ella


La primera vez que escuché a Ella Fitzgerald, tenía como 15 ó 16 años. La descubrí en un disco de mi abuelo, titulado: All Star Festival. Este disco de pasta marcó mi iniciación musical en el jazz y me reveló a una intérprete singular, capaz de cantar swing, bebop, blues, baladas, bossa nova y además, improvisar cuando la música lo requería.


Ella Fitzgerald nació en 1917 en un hogar pobre de Virginia; desde muy pequeña se mudó a Nueva York; jamás conoció a su padre. Su madre también murió joven y Ella se vio en problemas con las autoridades en su adolescencia. Estuvo en reformatorios; su vida parecía destinada al fracaso. Pero una casual presentación en un show de aficionados la llevó a revelar al mundo su talento y a los 16 años entró en el mundo del espectáculo.


Ella tuvo una vida de altibajos. Se casó y divorció dos veces; adoptó a un hijo de su hermana que fue criado por otros familiares, debido a los múltiples compromisos laborales de su madre adoptiva. Compartió con las grandes estrellas de la canción de los años 40’s y 50’s, como Bing Crosby y Frank Sinatra, apareciendo en varias películas. Famosos son sus dúos con otro grande: Louis Armstrong. Viajó y fue admirada y aplaudida por todo el planeta, llegando a presentarse en Caracas en sus últimos años.


Poseedora, -aún en su madurez-, de una voz cómplice y alegre, siempre juvenil, como la de muchacha desenfadada que canta a la vida; fue la preferida de grandes compositores como George Gershwin, Harold Arlen, Irving Berlin y de músicos como Duke Ellington. Famosa también es su interpretación de Mack The Knife, grabada en vivo en Berlin en 1960, que la convirtió en la primera mujer que se atrevía a cantar una canción hasta entonces solo grabada por hombres. Ella olvida parte de la letra en esa importante presentación e improvisa, irreverente, burlándose de su propia falta de memoria. La improvisación o scat sería una de sus mejores atributos como cantante.


En 1996, ya muy enferma de diabetes, murió en Beverly Hills, rodeada por su hermana y sobrinos. Nadie como ella pudo interpretar el jazz con toda la carga de sentimientos propios de este ritmo universal: alegría, tristeza, melancolía, irreverencia. Nadie como Ella Fitzgerald.

martes, 7 de julio de 2009

Michael Jackson’s last show




Today’s Michael Jackson funeral was a true mirror of his life. Since he was a kid he lived for show business, and the farewell his relatives and associates prepared for him was probably his biggest show, with the broadest audience he ever reached. A show that I think might have delighted him.

Nothing was missed from the big event: the $25 million bathed in gold casket, the long caravan of black cars that drove through Los Angeles until the Staples Center, the fans and policemen at the doors of the stadium, the mourning family and friends, the songs and teary speeches.

A memorial that was supposed to last one hour was prolongued finally to two hours, and by the way some of the performers and relatives clang to the microphone, I guess some of them would probably wanted that it lasted even more.

I am not particularly fan of pop music, even though I acknowledge Jackson’s talents as a singer and a dancer. But, as millions around the planet, I could not resist the temptation of becoming a witness to the funeral of a celebrity. Why? Plain curiosity? Probably. The fact is that the expectation was sowed somehow in our minds. Knowing the taste of MJ for the bizarre, and the secrecy that the organizers maintained about the program, we were waiting for a non conventional memorial service. It was.

The thing that amazed me most was the presence of the casket at the stadium. During the last days, the newspapers spread the version that the artist would have a private service and burial. Only this morning we around the world knew that the family had decided to take the body first to the Staples Center. What role can play a casket (a gold one, remember!) in a musical show? Well, the answer came soon: it was placed on the stage by the brothers of the deceased actor, and all the perfomers made their speeches, sang, told anecdotes and cried at him…

I cannot avoid to compare the whole show to the funeral of Lady Di, also followed by millions around the world, which was an example of austerity and elegance… Well, but the Jacksons are not part of the European nobility, they are a working class family from Gary, Indiana, that struggled to achieve success in the competitive American show business. They had to do their son and brother’s funeral into their own style, and they did it. Even Michael’s children, the ones he always protected form the paparazzi appeared on stage and his little daughter Paris spoke and cried. After all, this was the funeral of the son of a problematic and very talented American family… a family with flaws and greatness… a family from the show business.

(Ooops! Esta nota me salió en inglés...)

martes, 21 de abril de 2009

Los hallazgos en un mercado de pulgas


De vez en cuando, en mi urbanización, una iglesia local organiza un mercado de pulgas. Es la ocasión para que los vecinos se deshagan de algunos corotos viejos y hasta saquen alguna platica. La filosofía detrás de los “flea markets” parece ser: “la basura de unos puede ser el tesoro de otros”. Así es. Hace unos días me acerqué al mercado de pulgas con la intención de curiosear y ‒debo reconocer‒ para estudiar el movimiento de la actividad a ver si me animaba a participar en él. Me llevé unas cuantas sorpresas. Junto a un montón de ropa vieja había una que otra antigüedad y, por supuesto, discos y libros interesantes.


Allí, tirado en el suelo, junto a viejas revistas y unos platos que ya vivieron sus mejores tiempos estaba una obrita de Ítalo Calvino (por solo 10 bolívares) que en vano había buscado hace meses en nuestras cada vez más desprovistas librerías: El Castillo de los Destinos Cruzados. Se trata de unos relatos de este gran escritor italiano en los que el autor se valió de las cartas del Tarot para armar personajes y argumentos.


La estructura de la obra es sencilla, pero efectiva. Varios personajes se encuentran en un castillo (luego lo harán otros en una taberna) y por razones desconocidas todos han perdido el habla. Los personajes utilizan un mazo de cartas del Tarot para contar (como si fuera un story-board) sus vidas.

Así, las historias del alquimista que vendió su alma, de la novia condenada, de Astolfo en la luna y todas las demás, adquieren vida y sentido con cada carta.
Calvino utiliza este recurso para contar unas cuantas historias, pero al describir las cartas, sugiere otras, lo que hace al libro aún más interesante. Un verdadero hallazgo de “flea market”.

lunes, 13 de abril de 2009

Puentes


Unir los extremos, hacer avanzar el camino, acortar las distancias, son algunas de las posibles funciones de los puentes. A veces son vistos como un obstáculo o una prueba, como el puente medieval que es defendido por un caballero negro y el caminante se ve obligado a aceptar el reto de ese enemigo enigmático y poderoso si quiere continuar hacia su destino.

Hay puentes iniciáticos, como el Puente de la Reina en el Camino de Santiago, motivo de leyendas antiguas y nuevas. Hay puentes románticos, como los de Madison County (los de la película, porque el libro es insufrible y no les hace justicia). Hay puentes que demuestran ser una obra maestra de la ingeniería, como el puente sobre el Lago de Maracaibo o los de Nueva York o los catorce puentes que trepan sobre los tres ríos que atraviesan a la ciudad de Pittsburgh; estos últimos son moles de concreto que proclaman un efímero triunfo del hombre sobre la naturaleza.

Pero también hay puentes carcomidos por el tiempo, en cuyas maderas resquebrajadas se puede leer nuestra propia fragilidad y nuestros miedos. Esos son los que hay que atreverse a cruzar con pasos quietos.

lunes, 6 de abril de 2009

La pesadilla nazi de Philip Roth


¿Y si en las elecciones de 1940, en vez de Franklin D. Roosevelt, hubiera sido elegido presidente Charles A. Lindbergh? ¿Y si el héroe y pionero de la aviación se hubiera aliado con Hitler para acabar con los judíos durante su presidencia? ¿Y si hubiera sido chantajeado para hacer esto último?

¿Y si…? Estas dos palabras en forma de interrogante, que a menudo son el germen de toda buena historia son la excusa que utiliza el escritor Philip Roth para situar al lector ante una posibilidad escalofriante y no del todo inverosímil, gracias a su habilidad de narrador.

El establecimiento de un gobierno de tendencia nazi podría haber ocurrido aún en los Estados Unidos de haberse dado algunas condiciones, parece ser la teoría que sustenta Roth en su novela.

En La Conjura contra América, el escritor desarrolla esta idea, desde la óptica de un niño (llamado Philip Roth, como él) y su familia judía. Los padres verán impotentes como el país se va transformando bajo el poder fascista y los intentos exitosos; primero, de dividir a los judíos; luego, de aislarlos y finalmente, preparar su exterminio.

Aunque no conozco con mucha profundidad la historia norteamericana, el relato me pareció muy bien planteado. Al final, lo que realmente destaca es la transformación de una familia amenazada ante algo que parece inevitable. Como toda persona que padece un régimen autoritario, hay un momento en que el padre de Philip, sintiéndose impotente para proteger a su familia, se lamenta:
“(…) todos los días me hago la misma pregunta (…) ¿Cómo es posible que una cosa así esté ocurriendo en Norteamérica? ¿Cómo es posible que personas así estén al frente de nuestro país? Si no lo viera con mis propios ojos pensaría que estaba sufriendo una alucinación…”.

El final (que no adelanto) me pareció un poco brusco, como si Roth hubiera tenido prisa por deshacer el difícil entramado que había logrado. Destaco la excelente descripción de los sentimientos del niño Phil. El miedo, dolor y la incertidumbre que siente por su futuro, así como la madurez que va adquiriendo al verse enfrentado a tantos avatares logran que ese personaje establezca empatía con lectores de diferentes culturas. Después de todo, los sentimientos son universales.

lunes, 23 de marzo de 2009

Euforia en el Oriental




Siempre es toda una experiencia subir a la segunda cumbre de nuestra Cordillera de la Costa. Sobre todo, cuando hacemos la ruta PGP Cachimbo-Piedra del Indio-Cabeza del Elefante-Cruz de Los Palmeros de Chacao. Ayer el clima se mostró benigno, las nubes nos protegieron del sol y el ascenso por el empinado terreno se hizo más corto debido a la grata compañía de los panas del CEC.

Y luego, ya en la piedra, se desató la euforia de la cumbre lograda, del contacto con la naturaleza y de los cuentos y las anécdotas. Pero, ¿cuántos éramos? Yo, que era la capitana, creo que perdí la cuenta. A lo mejor batimos récord. Lo cierto es que a partir de la 1:30 comenzamos a bajar, unos siguiendo la fila hacia Galipán y el resto por Sabas Nieves, donde nos esperaba una refrescante lluvia. ¿Quién dijo gripe?

lunes, 2 de marzo de 2009

Un sherpa en Caracas




Por iniciativa privada, el famoso montañista Jamling Tenzing Norgay se encuentra en una corta visita en nuestro país. Jamling pertenece a la raza sherpa, una estirpe bravía que permanece a los pies del Himalaya como defensores y guías de Chomolugma, nombre que los tibetanos dan al pico Everest, el más elevado del mundo.



Jamling ya conquistó esa montaña en 1996, emulando la hazaña que realizó su padre, Tenzing Norgay, en 1953, cuando junto a Sir Edmund Hillary, se convirtió en uno de los dos primeros seres humanos en alcanzar la codiciada cumbre.



Jamling quiso desde pequeño ser como su padre, pero encontró muchos obstáculos para su sueño. Finalmente, ya desaparecido su progenitor, fue llamado por los productores de las películas IMAX de Estados Unidos, para, junto a Araceli Segarra, Ed Viesturs y otros montañistas atacar la cumbre y filmar una corta película sobre la experiencia.



En la temporada elegida para el ascenso casualmente se produjo la mayor tragedia en la montaña. Los líderes de dos expediciones comerciales y varios de sus clientes fallecieron para totalizar la cifra récord de 14 muertos y varios heridos. Los integrantes del equipo IMAX colaboraron en las labores de rescate de los heridos y tuvieron que tomar la difícil decisión de realizar –a pesar de todo- el ascenso. Para Jamling fue determinante su fe budista al tomar la decisión de continuar. Pidió consejo a los lamas y, siguiendo el espíritu de su padre como guía, logró completar junto con sus compañeros la hazaña.



Parece increíble que luego del desastre, el equipo IMAX consiguiera cerrar con una nota positiva la peor temporada de escalada en el Everest. El resultado es una hermosa película que inmortaliza el ascenso espiritual de Jamling, el recorrido histórico de Araceli Segarra, la primera española y catalana en llegar a la cumbre y la hazaña de Ed Viesturs, subiendo por cuarta vez a la montaña, en esa ocasión sin suplementos de oxígeno.



Luego de mostrar su película, Jamling ofreció una corta charla en el Planetario Humboldt del Parque del Este en Caracas y respondió amablemente las numerosas preguntas de la privilegiada audiencia.



En sus respuestas, destacó siempre el enorme respeto que le merece la montaña y sus deidades, así como los integrantes de la raza sherpa, hombres indómitos que han pasado de labriegos a escaladores, fundamentalmente por razones económicas, y trabajan arduamente como guías y porteadores en las montañas. Finalmente, testimonió su admiración por los pioneros de la escalada en el Himalaya. Al ser preguntado si creía que los montañistas contemporáneos podrían subir al Everest con los rudimentarios equipos con los que ascendieron Hillary y su padre, respondió que le parecía imposible, ya que ellos, así como Mallory, Irvine y otros fueron los verdaderos pioneros que tuvieron el valor y la fortaleza de adentrarse en un mundo completamente desconocido. El mismo terminó reconociéndose como perteneciente a una generación más débil.



A quien quiera profundizar en estos temas, recomiendo la película Everest de IMAX, a la cual anunció Jamling seguirá en un par de años una secuela. También recomiendo el libro autobiográfico de Jamling: “Más cerca de mi padre”, que ya he reseñado en este blog y ahora, autografiado por su autor, es uno de los tesoros de mi biblioteca de montañismo. Cuando vi por primera vez la película y leí el libro jamás puede imaginar que tendría la ocasión de conocer a uno de mis héroes aquí en mi ciudad. ¡Cosas de la casualidad o de la causalidad!, como dirían mis amigos budistas.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Lluvia


Hoy te arrimaste de nuevo a
mi ventana,
tiñendo de gris
la transparencia del día
y en mis oídos
susurraste tu música:
lluvia, lluvia.

AP

jueves, 29 de enero de 2009

Paseo diario (mini-cuento)


Todos los días, a esta misma hora, la saco a pasear. El alegre tintineo de las llaves la excita y aprieta el paso hacia la puerta. Salimos. Aunque miles de olores nos guían por caminos ya recorridos, siempre me parece que todo es nuevo y sorprendente.

No quiero que se distraiga demasiado y la arrastro tirando de la correa. A veces se resiste, pero me compadezco de ella y dejo que salude a sus amigos y vecinos.
Cuando agito mi cola en señal de aprobación, sonríe feliz.

domingo, 25 de enero de 2009

In the time of the butterflies


En estos días, haciendo zapping en la tele, me sorprendió toparme con una película basada en el libro de Julia Alvarez: “In the time of the butterflies”. Sólo vi pedacitos de la película que tenía como protagonista a Salma Hayek como Minerva Mirabal y a Edward James Olmos como Leonidas Trujillo.

La verdad, no puedo opinar sobre el film, porque no lo vi completo, pero el libro sí lo leí hace años y puedo recomendarlo. Es una narración ficticia –pero basada en personajes y hechos históricos- sobre la vida de las hermanas Mirabal, unas jóvenes que se atrevieron a desafiar a la férrea dictadura de Trujillo. Las Mirabal se convirtieron en símbolo de la resistencia al ser emboscadas y asesinadas por los esbirros del régimen cuando regresaban de visitar a sus esposos presos en una cárcel lejana a la capital.

Aún hoy en día son veneradas en su patria, ya que su cobarde asesinato logró despertar las conciencias dormidas de muchos dominicanos, inspirándoles a luchar la democracia y la libertad.

Julia Álvarez tomó los hechos básicos de la historia y los convirtió en novela, curiosamente escrita en idioma inglés. Álvarez es dominicana, pero vive desde 1960 en Estados Unidos, a donde llegó su familia huyendo también de la dictadura. Es una escritora sensible a los temas del exilio, el desarraigo y la vida de los latinos que se debaten entre lo que dejaron atrás y el nuevo país al que no terminan de adaptarse. Este es precisamente el argumento de otra de sus novelas: “How the García girls lost their accents”.
La escritora ha ganado varios premios en su país adoptivo y desde hace años se dedica a la enseñanza de la literatura en una universidad americana. Sus libros están traducidos al español y, a pesar del aislamiento al que estamos sometidos en los últimos años los venezolanos con la restricción de dólares para publicaciones extranjeras, es posible conseguirlos en alguna que otra librería.

domingo, 18 de enero de 2009

El cine "políticamente correcto"


















Para los que no nos alejamos mucho de Caracas durante la transición al nuevo año, el cine significó un buen escape.

A mí me gusta
Mucho lamento que las expectativas que había generado toda la publicidad sobre este filme no se reflejaran en pantalla. La sinopsis es simple (quizás, demasiado) una chef venezolana intenta abrirse campo en Inglaterra (¿por qué Londres y no París?) y regresa al país con las tablas en la cabeza. Su admirado chef británico viene por unos días a Caracas, y ella tendrá que alternar con el arrogante europeo en los fogones de un lujoso hotel caraqueño. Varias situaciones se suceden entre todos los empleados, que deciden hacerle la guerra al musiú. Inesperadamente surge el romance con happy end previsible, etc. La película tiene buena fotografía, unas cuantas escenas graciosas y muchos gaps que la limitan. El principal: ¿cuándo fue que los protagonistas se enamoraron? No hubo ni siquiera un leve intercambio de besitos... ¿Será que en la edición nos perdimos algo?

Cuando hice estos comentarios ante algunos amigos, casi todos me regañaron: que si hay que apoyar al cine nacional, que si no hay groserías y la temática no es vulgar, que si muestran lo mejor del país y un bonito mensaje, etc, etc. A pesar del chaparrón, no me convencieron. Si el filme pretende mostrar lo venezolano, es increíble que se obvie la inseguridad (lo primero que teme un extranjero aquí) y la polarización política (imposible de ignorar en los últimos 10 años). Al final, la película queda como en el aire, desmarcada de toda realidad, flotando en el limbo de una Venezuela ideal que nadie se cree que exista. No estoy en contra de variar la temática en el cine nacional ni creo que todas las películas deban exhibir el realismo crudo de Secuestro Express (¡muy buena, por cierto!!), pero aún en el género de comedia debe haber algún asidero a la realidad. Caso contrario termina pareciendo una película casi encargada por las autoridades, “políticamente correcta”, como para no herir a nadie.

Lo que me gustó: bien logrados el compañerismo de los cocineros, el personaje de la Pichi (la típica sifrinita cabeza hueca, pero simpática) y su relación con la hermana; la escenita de los protagonistas cocinando en la playa (lástima que se quedó trunca, ya que prometía un romance que nunca se llega a ver).

En fin, los peligros de lo “políticamente correcto”.

Caramel
Aquí hay que quitarse el sombrero ante esta película libanesa-francesa sobre las aventuras y desventuras de varias mujeres ligadas a una peluquería de Beirut. El nombre Caramel viene del ungüento que se utiliza en el mundo árabe para la depilación. Esta podría clasificarse como una película tragicómica, con una mezcla de humor entre dulce y triste.

Layale, la dueña de la peluquería, es una mujer que ronda los treinta y desperdicia su vida enamorada de un hombre casado; la empleada más joven está a punto de casarse y enfrenta a la posibilidad de ser repudiada por no llegar virgen al matrimonio; otra de las chicas descubre que le gustan más las mujeres que los hombres; una actriz de edad madura se niega a reconocer su edad y una costurera vecina se debate entre un merecido amor y el deber de cuidar a su hermana trastornada. La manera como estos personajes encaran sus problemas, en medio del apoyo y la solidaridad, logra el favor del público (no solo el femenino) de diferentes culturas y países.

Caramel está muy bien lograda y actuada, ganó reconocimientos en Cannes durante su estreno y posee un argumento sólido, actuaciones inmejorables y escenas que se agradecen, como la del policía enamorado de Layla que al observarla hablando por teléfono reproduce con insólita ternura una conversación imaginaria. En este filme tampoco hay groserías, sexo explícito ni violencia, pero realmente no hacen falta, y esto no la convierte automáticamente en “políticamente correcta”.

Australia
Esta superproducción, protagonizada por los taquilleros Hugh Jackman y Nicole Kidman es una historia épica que cuenta una historia de amor entre finales de los años treinta y principios de los cuarenta del siglo pasado. Al filme no le falta nada de lo que mueve al público sin demasiadas exigencias: el previsible romance entre la aristócrata inglesa y el rudo capataz, un niño que acerca al espectador a la secreta cosmogonía aborigen, racismo, prejuicios sociales, una naturaleza espectacular y acción trepidante por más de dos horas que -por lo menos para mí- nunca se hicieron largas.

Sí, en Australia, hay todos los estereotipos del gran cine de Hollywood; hay melodrama, pasiones desbordadas... pero, ¡qué bien combinados están todos estos elementos! Es un filme sin mayores pretensiones, hecho sencillamente para entretener y hacerlo a lo grande. Lady Ashley viaja al país-continente con la intención de obligar a su esposo a vender sus tierras para que regrese a la civilizada Inglaterra, pero éste ha sido asesinado el día de su llegada. Cuando está a punto de vender el rancho, se entera de la ambición desmedida del ayudante de su esposo, un tipo deshonesto y racista, que tiene un hijo aborigen al que detesta. El afán de proteger al niño y de hacer justicia llevan a la arrogante aristócrata a pactar con el rudo capataz (Hugh Jackman) el traslado de miles de caballos a través del desierto australiano y por ahí se va la historia, que incluye el amor maternal que despierta el pequeño aborigen en la protagonista y los terribles bombardeos de la ciudad de Darwin, por parte de los japoneses, en plena Segunda Guerra Mundial.
La parte “políticamente correcta” de la película denuncia el hipócrita racismo de ingleses y australianos blancos contra mestizos y aborígenes, simbolizados por el niño Nullah y su familia materna. Por cierto, es este pequeño actor, Brandon Walters, quien se roba el show de todo el filme. A su corta edad -once años- desborda talento. Su personaje, un niño que tiene una mágica conexión con la naturaleza a través de su abuelo chamán, cuenta la historia en primera persona, introduciéndonos en el relato desde los primeros minutos. Hay escenas muy bien logradas, como la de Nullah enfrentando con sus poderes la estampida de caballos, todas las tomas de la naturaleza y la escena de la repentina aparición del capataz en la fiesta de la alta sociedad (que nos hizo suspirar a todas las féminas, ja, ja).

En general, la película me pareció una épica tipo “Lo que el viento se llevó”, así que no se la recomiendo a quien no le guste ese tipo de melodramas. Pero a quien le guste el romance, la acción, la naturaleza autraliana y comprenda porqué Clark Gable provocaba los suspiros de nuestras bisabuelas, sin duda no pasará un mal rato contemplando al recio Hugh Jackman.

Madagascar 2
Y bueno, ¿cómo perderse Madagascar 2, después de haberme reído tanto con la primera?
Esta vez los simpáticos animalitos neoyorquinos llegan por fin a África, gracias a la línea aérea de los alocados pingüinos. En el selvático continente vivirán una serie de aventuras –en mi opinión no tan graciosas como en el primer largometraje- pero con buenos momentos, donde los pingüinos, el rey lémur y la viejita se roban el show.
El final deja entrever que muy pronto veremos la tercera parte de esta animación que parece -a ratos- dirigida más a los adultos que a los niños.

viernes, 2 de enero de 2009

Una de Gaturro


Para comenzar el 2009 con optimismo y con fe, pido prestado un mensajito de Gaturro, tira cómica del genial Nik.