Otra de las reflexiones de mi reciente lectura de Doña Bárbara proviene, no directamente de la estupenda novela y sus personajes, sino del escritor, del creador y su obra.
Tengo la edición de la novela de la Editorial Panapo. En esta publicación, muy económica, por cierto, hay un revelador prólogo del mismo Gallegos sobre las fuentes que le inspiraron a escribir la novela y un pequeño ensayo del profesor Efraín Subero.
En su prólogo, Gallegos cuenta cómo la Semana Santa de 1927 se dirigió a un hato en Apure con el propósito de conocer el ambiente llanero a fin de ambientar una novela que estaba escribiendo en ese momento y en la cual el protagonista pasaba una temporada en el llano. Esa productiva semana le permitió al escritor –entonces de unos 43 años- conocer otras realidades, escuchar cuentos y anécdotas sobre el llano y sus habitantes. Supo de una tal Pancha Vásquez, famosa cacica del Arauca que aún vivía y quien habría inspirado el personaje de la inolvidable Doña Bárbara.
Gallegos regresó a Caracas entusiasmado por todo lo que había visto y escuchado, desechó la novela anterior y se encerró en una habitación de la población de El Valle -la urbanización que hoy tiene el mismo nombre-, a escribir en 27 días la primera versión de una novela que tituló provisionalmente “La Coronela”. Pasado un tiempo, tuvo que viajar a Europa con su esposa Teotiste, quien necesitaba seguir un tratamiento médico en Italia. Durante varios meses entre Italia y Francia, Don Rómulo hizo y rehizo el manuscrito unas cuatro veces y al llegar a España intentó publicarlo, pero las editoriales no querían arriesgarse con un autor desconocido, así que tuvo que pagar la primera edición de su propio bolsillo.
Paradójicamente, la novela del entonces desconocido escritor venezolano fue seleccionada la mejor del mes de septiembre de 1929 en Barcelona. Gallegos regresó con la mayoría de los ejemplares a Venezuela, donde las críticas positivas ayudaron a posicionar el libro. Fue tal su éxito -según cuenta Efraín Subero- que el mismo General Gómez se hizo leer la novela en Maracay y quedó encantado con la obra. El dictador le ofreció a Gallegos la senaduría por el estado Apure, cargo que el futuro presidente declinaría al no ser gomecista.
Gallegos, intelectual cuidadoso de su obra, revisó la novela años después de la publicación original, agregó unos capítulos y rescribió otros. Escuchó las sugerencias que le hicieron amigos apureños para que cambiara algunas expresiones que correspondían más a dichos de los habitantes de los llanos centrales.
Con la rigurosidad del maestro que era, no tuvo reparos en hacer las correcciones necesarias de manera que su trabajo quedara lo más auténtico posible. Esta obra corregida es la que hemos leído la mayoría de los venezolanos. Luego vino la consagración del escritor y la versión mexicana para el cine, protagonizada por María Félix, que terminó de catapultarla internacionalmente.
En los años 70, ya desaparecido Gallegos, RCTV hizo una estupenda versión televisiva, en la cual Marina Baura, Elio Rubens y Marisela Berti interpretaron a los personajes principales, teniendo como locutor “en off” a José Ignacio Cabrujas, quien con su voz profunda pronunciaba las famosas palabras que dan inicio a la novela:
“¡De más allá del Cunaviche, de más allá del Cinaruco, de más allá del Meta! De más lejos que más nunca..., de allá vino la trágica guaricha...”
Tengo la edición de la novela de la Editorial Panapo. En esta publicación, muy económica, por cierto, hay un revelador prólogo del mismo Gallegos sobre las fuentes que le inspiraron a escribir la novela y un pequeño ensayo del profesor Efraín Subero.
En su prólogo, Gallegos cuenta cómo la Semana Santa de 1927 se dirigió a un hato en Apure con el propósito de conocer el ambiente llanero a fin de ambientar una novela que estaba escribiendo en ese momento y en la cual el protagonista pasaba una temporada en el llano. Esa productiva semana le permitió al escritor –entonces de unos 43 años- conocer otras realidades, escuchar cuentos y anécdotas sobre el llano y sus habitantes. Supo de una tal Pancha Vásquez, famosa cacica del Arauca que aún vivía y quien habría inspirado el personaje de la inolvidable Doña Bárbara.
Gallegos regresó a Caracas entusiasmado por todo lo que había visto y escuchado, desechó la novela anterior y se encerró en una habitación de la población de El Valle -la urbanización que hoy tiene el mismo nombre-, a escribir en 27 días la primera versión de una novela que tituló provisionalmente “La Coronela”. Pasado un tiempo, tuvo que viajar a Europa con su esposa Teotiste, quien necesitaba seguir un tratamiento médico en Italia. Durante varios meses entre Italia y Francia, Don Rómulo hizo y rehizo el manuscrito unas cuatro veces y al llegar a España intentó publicarlo, pero las editoriales no querían arriesgarse con un autor desconocido, así que tuvo que pagar la primera edición de su propio bolsillo.
Paradójicamente, la novela del entonces desconocido escritor venezolano fue seleccionada la mejor del mes de septiembre de 1929 en Barcelona. Gallegos regresó con la mayoría de los ejemplares a Venezuela, donde las críticas positivas ayudaron a posicionar el libro. Fue tal su éxito -según cuenta Efraín Subero- que el mismo General Gómez se hizo leer la novela en Maracay y quedó encantado con la obra. El dictador le ofreció a Gallegos la senaduría por el estado Apure, cargo que el futuro presidente declinaría al no ser gomecista.
Gallegos, intelectual cuidadoso de su obra, revisó la novela años después de la publicación original, agregó unos capítulos y rescribió otros. Escuchó las sugerencias que le hicieron amigos apureños para que cambiara algunas expresiones que correspondían más a dichos de los habitantes de los llanos centrales.
Con la rigurosidad del maestro que era, no tuvo reparos en hacer las correcciones necesarias de manera que su trabajo quedara lo más auténtico posible. Esta obra corregida es la que hemos leído la mayoría de los venezolanos. Luego vino la consagración del escritor y la versión mexicana para el cine, protagonizada por María Félix, que terminó de catapultarla internacionalmente.
En los años 70, ya desaparecido Gallegos, RCTV hizo una estupenda versión televisiva, en la cual Marina Baura, Elio Rubens y Marisela Berti interpretaron a los personajes principales, teniendo como locutor “en off” a José Ignacio Cabrujas, quien con su voz profunda pronunciaba las famosas palabras que dan inicio a la novela:
“¡De más allá del Cunaviche, de más allá del Cinaruco, de más allá del Meta! De más lejos que más nunca..., de allá vino la trágica guaricha...”
2 comentarios:
Hola!... Puies veo que tu blog es un blog muy informativo, donde se puede aprender varias cosas!
Me gusto!
Saludos!
Aurora, me gusta tu estilo de comentar. Aprendo mucho.
Gracias!
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