viernes, 29 de junio de 2007

Mi parque



El parque es de todos y de nadie, pero hoy es mío. Sí. Soy dueña de un espacio público. Lo poseo porque sólo yo subo hasta él trotando desde la redoma, paso al lado de las hileras de quintas silenciosas y me instalo a estirarme sobre el banco, mientras recupero la respiración.

Luego me vuelvo sin prisa y contemplo el cerro.

Es curioso, cuando estoy en el parque mis ojos se dirigen automáticamente hacia la montaña, quisiera penetrar sus secretos; y cuando estoy en el cerro, sin proponérmelo busco mi parque en el áspero entramado de la ciudad. Ambos –cerro y parque- me pertenecen. ¿O será que yo les pertenezco?