El creador del Aikido, el sensei Morihei Ueshiba, aconsejaba a sus seguidores:
“Estudia las enseñanzas del árbol de pino, del bambú y del cerezo florido. El pino es admirado por estar siempre verde y por sus raíces firmes. El bambú es fuerte, flexible e indestructible. El cerezo florido es robusto, fragante y elegante”.
Así debe ser el alumno, dicen los monjes que practican el zen y los maestros de artes marciales. Así deberíamos ser todos, fuertes y flexibles a la vez, para alcanzar el equilibrio y mantener la serenidad.
“Estudia las enseñanzas del árbol de pino, del bambú y del cerezo florido. El pino es admirado por estar siempre verde y por sus raíces firmes. El bambú es fuerte, flexible e indestructible. El cerezo florido es robusto, fragante y elegante”.
Así debe ser el alumno, dicen los monjes que practican el zen y los maestros de artes marciales. Así deberíamos ser todos, fuertes y flexibles a la vez, para alcanzar el equilibrio y mantener la serenidad.
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