No la que están pensando. Es “La Revolución”, pieza teatral de Isaac Chocrón, que vuelve a las tablas con el Grupo Actoral 80, en la sala del Centro Corp Group, en Caracas.
La obra fue estrenada en 1971 y su elenco original contó con los inolvidables Rafael Briceño y José Ignacio Cabrujas. Esta vez son Basilio Álvarez y Héctor Manrique quienes dan vida a Gabriel y Eloy, los dos patéticos homosexuales que montan un show tan decadente como sus vidas en un triste local nocturno venezolano.
Me encantó la pieza, las actuaciones, el tono y ritmo de la obra. Y también me deleité observando las reacciones del público ante esta tragicomedia. Sospecho que muchos espectadores, al saber que los protagonistas eran dos gays, acudieron en busca de la risa fácil y estereotipada que el teatro comercial ha puesto en boga cuando trata asuntos relacionados con la homosexualidad.
En el primer acto, sobre todo, hay muchas risas, chistes no tan fáciles, agudos diálogos que van preparando al público verdaderamente atento hacia un final de tragedia. Pero, es mejor no anticipar nada, para que ustedes mismos vayan y comprueben por qué es la obra teatral venezolana más representada en el exterior, por qué su tema es universal, por qué tiene tantas lecturas, por qué las revoluciones deberían comenzar por dentro, antes de intentar cambiar lo externo.
Uno de los personajes dice en un momento algo así como: “Cuando uno más trata de cambiarse, termina pareciéndose más a sí mismo”. ¿Será verdad, en el contexto de nuestra realidad venezolana?