domingo, 23 de septiembre de 2007

Tarde con libros



No de lectura, sino de limpieza. Así fue mi tarde de sábado.
Limpieza por partida doble. No tenía ni medio para el cine, así que el encierro obligado en casa me llevó a acometer una tarea que he venido postergando en los últimos tiempos: limpiar y ordenar mis bibliotecas.

Fue una labor ardua y cansona; siempre he tratado de ser ordenada, pero me cuesta mucho encontrarle una lógica a la clasificación de los libros. Quizás tenga sentido guardar juntos los de ficción, pero... son tantos. Traté de agrupar los profesionales: gerencia, comunicaciones, publicidad, porque siempre ando buscándolos a altas horas de la noche y se desaparecen. Creo que esta vez lo logré a medias.

Parte del problema es el disímil tamaño de los estantes y de los libros. Los de arte -al menos-, quedaron desperdigados en sitios que considero estratégicos, veamos si después los recuerdo. Los del postgrado –todos en inglés- tienen ganado desde hace 10 años un espacio estelar. Quizás sean los únicos que puedo encontrar con cierta facilidad; los demás parece que tuvieran paticas y voluntad propia.

Al menos en esta ocasión la tarea tuvo sus compensaciones: aparecieron un par de libros que creía perdidos o prestados (que es casi lo mismo). “El cantar del Mío Cid” y “Seis personajes en busca de autor”; el primero es la gesta anónima del héroe de la España medieval y el segundo, a mi entender, la mejor obra teatral de Luigi Pirandello.

3 comentarios:

Níyume dijo...

Así es Aurora, de seguro encuentras otros.
cariños.

Aurora Pinto dijo...

Amiga, así son los libros, cuando reaparecen nos deparan sorpresas.

Cariños,
Aurora

Joseín Moros dijo...

Los libros son como los buenos amigos, pasa el tiempo y cuando nos los topamos, revivimos la conversación como sí el tiempo no existe.