En el estado Guárico, justo en el centro-norte de mi país, se encuentran unas curiosas formaciones que rompen la monotonía del paisaje llanero. Son Los Morros de San Juan, un par de macizos que han prestado su nombre a la capital del Guárico y se han convertido en meta de excursionistas y escaladores.
Se cree que esta singular formación rocosa está conformada por antiguos arrecifes coralinos erguidos en una extraña posición, la cual tomaron como resultado de la presión ejercida por la Placa del Caribe contra el Escudo de Guayana, cuando se estaba desarrollando la Serranía del Interior.
Los morros tienen una vegetación dominante de sabana, chaparrales, estepas de gramíneas y praderas secas, así como pequeñas proliferaciones de bosque montano a su pie, con arbustos y cardonales. El paisaje de sabana de la zona constituye el portal de entrada a los llanos venezolanos.
El morro mayor tiene una altura de 1060 metros sobre el nivel del mar. La temperatura promedio oscila entre 28° y 30° C. En 1949 un decreto los convirtió en el Monumento Natural “Arístides Rojas”, el cual abarca ambas cimas y una zona de protección de 1630 hectáreas a su alrededor.
El dictador Juan Vicente Gómez mandó construir en 1929 un faro en el morro mayor, el cual guiaba a los llaneros que pastoreaban de noche. Con el advenimiento de la navegación aérea, el faro también sirvió por mucho tiempo como referencia a los pilotos de los primeros aviones que surcaron nuestros cielos.
Para subir al faro se construyeron, igualmente, una serie de escaleras metálicas que han resistido el paso del tiempo y permiten a los excursionistas que desafíen el vértigo ascender a la cima máxima en aproximadamente una hora.
El lugar también resulta ideal para los amantes de la escalada en roca. Cuenta con diferentes rutas de variada dificultad y en la ciudad de San Juan se pueden encontrar escuelas de escalada que ofrecen entrenamiento y traslados para la práctica de este deporte. En la zona también funcionan escuelas de parapente y es frecuente observar durante los fines de semana a los deportistas, quienes planean en sus coloridos vehículos de vuelo libre cerca de los morros.
Para aquellos que prefieran opciones menos arriesgadas es recomendable visitar en las afueras de la capital de Guárico las aguas termales del lugar, alabadas hace un par de siglos por el sabio Alejandro de Humboldt. Son poseedoras de un alto contenido de sulfato y muy reconocidas por sus poderes curativos.
Desde Caracas se llega a la zona por la Autopista Regional del Centro, tomando luego de La Encrucijada la vía Cagua-Villa de Cura-San Juan de los Morros. El Monumento Natural “Arístides Rojas” se encuentra luego de pasar esta ciudad.
Fragmentos de mi diario
12 de junio de 2005
“Debido a lo empantanado del camino por las recientes lluvias, el autobús no nos pudo acercar mucho a la base de los morros y tuvimos que caminar una media hora hasta la entrada. Allí comenzó la subida hasta llegar a la pared, lo cual logramos cerca de una hora después.
Entonces comenzó lo bueno. Para subir al faro se colocaron en los años veinte (¡del siglo pasado!) una serie de escaleras metálicas que facilitan el ascenso. El camino estaba lleno de barro y se puso muy resbaloso, debido a una molesta lluvia que se presentó cuando estábamos a mitad del recorrido. Continuamos nuestro ascenso con mucha prudencia y ayudándonos unos a otros. Fuimos contando las dichosas escaleritas y en total resultaron: ...¡21! No recordaba que fueran tantas la primera vez que subí, hace siete años. Esta vez, con el barro y la lluvia, fue mucho más emocionante. Las primeras escaleras no son tan largas y están casi horizontales, pero a mitad de camino la cosa se pone interesante con escaleras cada vez más altas, de unos 20 escalones, y completamente verticales.
En una hora llegamos a la cima. Entonces, bajo el típico sol llanero de la una de la tarde, tuvimos nuestra recompensa. A nuestro alrededor se podía observar claramente la ciudad de San Juan de los Morros, los llanos centrales de Guárico, el morro más pequeño y a lo lejos, la Cordillera de la Costa. Todo era nítido y hermoso, el paisaje aparecía completamente prístino y con todos los tonos de verde que la naturaleza regala tras las lluvias”.
Se cree que esta singular formación rocosa está conformada por antiguos arrecifes coralinos erguidos en una extraña posición, la cual tomaron como resultado de la presión ejercida por la Placa del Caribe contra el Escudo de Guayana, cuando se estaba desarrollando la Serranía del Interior.
Los morros tienen una vegetación dominante de sabana, chaparrales, estepas de gramíneas y praderas secas, así como pequeñas proliferaciones de bosque montano a su pie, con arbustos y cardonales. El paisaje de sabana de la zona constituye el portal de entrada a los llanos venezolanos.
El morro mayor tiene una altura de 1060 metros sobre el nivel del mar. La temperatura promedio oscila entre 28° y 30° C. En 1949 un decreto los convirtió en el Monumento Natural “Arístides Rojas”, el cual abarca ambas cimas y una zona de protección de 1630 hectáreas a su alrededor.
El dictador Juan Vicente Gómez mandó construir en 1929 un faro en el morro mayor, el cual guiaba a los llaneros que pastoreaban de noche. Con el advenimiento de la navegación aérea, el faro también sirvió por mucho tiempo como referencia a los pilotos de los primeros aviones que surcaron nuestros cielos.
Para subir al faro se construyeron, igualmente, una serie de escaleras metálicas que han resistido el paso del tiempo y permiten a los excursionistas que desafíen el vértigo ascender a la cima máxima en aproximadamente una hora.
El lugar también resulta ideal para los amantes de la escalada en roca. Cuenta con diferentes rutas de variada dificultad y en la ciudad de San Juan se pueden encontrar escuelas de escalada que ofrecen entrenamiento y traslados para la práctica de este deporte. En la zona también funcionan escuelas de parapente y es frecuente observar durante los fines de semana a los deportistas, quienes planean en sus coloridos vehículos de vuelo libre cerca de los morros.
Para aquellos que prefieran opciones menos arriesgadas es recomendable visitar en las afueras de la capital de Guárico las aguas termales del lugar, alabadas hace un par de siglos por el sabio Alejandro de Humboldt. Son poseedoras de un alto contenido de sulfato y muy reconocidas por sus poderes curativos.
Desde Caracas se llega a la zona por la Autopista Regional del Centro, tomando luego de La Encrucijada la vía Cagua-Villa de Cura-San Juan de los Morros. El Monumento Natural “Arístides Rojas” se encuentra luego de pasar esta ciudad.
Fragmentos de mi diario
12 de junio de 2005
“Debido a lo empantanado del camino por las recientes lluvias, el autobús no nos pudo acercar mucho a la base de los morros y tuvimos que caminar una media hora hasta la entrada. Allí comenzó la subida hasta llegar a la pared, lo cual logramos cerca de una hora después.
Entonces comenzó lo bueno. Para subir al faro se colocaron en los años veinte (¡del siglo pasado!) una serie de escaleras metálicas que facilitan el ascenso. El camino estaba lleno de barro y se puso muy resbaloso, debido a una molesta lluvia que se presentó cuando estábamos a mitad del recorrido. Continuamos nuestro ascenso con mucha prudencia y ayudándonos unos a otros. Fuimos contando las dichosas escaleritas y en total resultaron: ...¡21! No recordaba que fueran tantas la primera vez que subí, hace siete años. Esta vez, con el barro y la lluvia, fue mucho más emocionante. Las primeras escaleras no son tan largas y están casi horizontales, pero a mitad de camino la cosa se pone interesante con escaleras cada vez más altas, de unos 20 escalones, y completamente verticales.
En una hora llegamos a la cima. Entonces, bajo el típico sol llanero de la una de la tarde, tuvimos nuestra recompensa. A nuestro alrededor se podía observar claramente la ciudad de San Juan de los Morros, los llanos centrales de Guárico, el morro más pequeño y a lo lejos, la Cordillera de la Costa. Todo era nítido y hermoso, el paisaje aparecía completamente prístino y con todos los tonos de verde que la naturaleza regala tras las lluvias”.