domingo, 30 de septiembre de 2007

La puerta sin puertas


El gran sendero no tiene puertas,
miles de caminos lo atraviesan.
Cuando se cruza la puerta sin puertas
se camina libremente entre el cielo y la Tierra.

M. Ekai, Monje Zen , 1228

domingo, 23 de septiembre de 2007

Tarde con libros



No de lectura, sino de limpieza. Así fue mi tarde de sábado.
Limpieza por partida doble. No tenía ni medio para el cine, así que el encierro obligado en casa me llevó a acometer una tarea que he venido postergando en los últimos tiempos: limpiar y ordenar mis bibliotecas.

Fue una labor ardua y cansona; siempre he tratado de ser ordenada, pero me cuesta mucho encontrarle una lógica a la clasificación de los libros. Quizás tenga sentido guardar juntos los de ficción, pero... son tantos. Traté de agrupar los profesionales: gerencia, comunicaciones, publicidad, porque siempre ando buscándolos a altas horas de la noche y se desaparecen. Creo que esta vez lo logré a medias.

Parte del problema es el disímil tamaño de los estantes y de los libros. Los de arte -al menos-, quedaron desperdigados en sitios que considero estratégicos, veamos si después los recuerdo. Los del postgrado –todos en inglés- tienen ganado desde hace 10 años un espacio estelar. Quizás sean los únicos que puedo encontrar con cierta facilidad; los demás parece que tuvieran paticas y voluntad propia.

Al menos en esta ocasión la tarea tuvo sus compensaciones: aparecieron un par de libros que creía perdidos o prestados (que es casi lo mismo). “El cantar del Mío Cid” y “Seis personajes en busca de autor”; el primero es la gesta anónima del héroe de la España medieval y el segundo, a mi entender, la mejor obra teatral de Luigi Pirandello.

domingo, 16 de septiembre de 2007

Sabas Nieves-Silla de Caracas


Diario del camino: 16-09-07

Salimos como las 8 de la mañana desde Sabas Nieves para dirigirnos a la Silla de Caracas; una excursión regular, de unas tres horas de ascenso y similar número de horas para bajar. El día prometía sol y cumplió. Afortunadamente, los bosques de No Te Apures nos protegieron de sus rayos.

Subimos en alegre manada, unos 20 excursionistas; no elegimos capitán, reinó la informalidad. Poco a poco formamos pequeños grupos, según nuestro grado de entrenamiento, afinidad y ritmo de caminata. La conversa giró en torno a diferentes tópicos intrascendentes. Llegamos al Banquito en una hora y desde allí a No Te Apures caminamos los acostumbrados 20 minutos. En este punto descansamos un rato. Alguien recordó a una amiga enferma y ahora surgieron de manera espontánea los comentarios sobre la fragilidad de la vida –nuestra propia fragilidad- y la necesidad de vivir cada instante al máximo. Alguien dijo: “Vivir el presente”. Parece un cliché más.

Para tomar unas fotos me aparto del grupo y me adelanto un poco. La belleza y los colores de las flores me sorprenden en este camino que he transitado tantas veces. Siento que un manto verde me rodea, estoy consciente de la pureza del aire que respiro, adivino de cerca la neblina y me dejo envolver por ella. El viento y el frío erizan mi piel. Estoy cerca de la cumbre. El cielo se abre nuevamente y un rayo de sol me alcanza.

El Avila me arropa y vivo el momento.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Carpe diem (¡Aprovecha el día!)


¿Recuerdas aquel film de los 80's, La Sociedad de los Poetas Muertos, de Peter Weir, que puso de moda la frase latina: carpe diem?


Esta semana tuve la ocasión de recordarlo, en especial el poema de Whitman dedicado al campeón de la libertad, Abraham Lincoln:


"O Captain! My Captain!", Walt Whitman


O Captain! my Captain! our fearful trip is done;
The ship has weathered every rack, the prize we sought is won;
The port is near, the bells I hear, the people all exulting,
While follow eyes the steady keel, the vessel grim and daring.
But O heart! heart! heart!
O the bleeding drops of red!
Where on the deck my Captain lies,
Fallen cold and dead.

II.

O captain! my Captain! rise up and hear the bells;
Rise up! For you the flag is flung, for you the bugle trills:
For you bouquets and ribboned wreaths, for you the shores a-crowding:
For you they call, the swaying mass, their eager faces turning.
Here Captain! dear father!
This arm beneath your head;
It is some dream that on the deck,
You've fallen cold and dead.


III.

My Captain does not answer, his lips are pale and still;
My father does not feel my arm, he has no pulse nor will;
The ship is anchor'd safe and sound, its voyage closed and done;
From fearful trip the victor ship comes in with object won!
Exult, O shores, and ring, O bells!
But I with mournful tread,
Walk the deck my Captain lies,
Fallen cold and dead.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Los mejores libros de montañismo








Al menos de los que yo he leído, estos son los primeros en mis preferencias:

No Picnic on Mount Kenya, de Felice Benuzzi
Es la historia verídica de cómo tres presos de un campo de concentración británico en Africa, durante la II Guerra Mundial, escapan del lugar sólo para intentar subir el Monte Kenya, la segunda cumbre más alta de ese continente. En el diario escrito por Benuzzi, quien fungió de líder de la aventura, se detallan todos los preparativos que hicieron en secreto durante meses, construyendo los piolets y crampones con los materiales más rudimentarios, su intrépido escape y su retorno al campo de concentración. Es una de las odiseas más memorables de todos los tiempos.

The Wildest Dream, de Peter y Leni Gillman
Es la biografía de George Mallory, el intrépido explorador británico desaparecido en el Everest en 1922. En años recientes se descubrió el cuerpo de John Irvine, su compañero en esa fatídica expedición, pero el de él nunca ha sido recuperado y siempre quedará una duda razonable de si fueron los primeros en lograr la cumbre. En la biografía conocemos detalles de una vida contradictoria, como su bisexualismo y su profundo amor por su esposa e hijos. También, su elevado nivel cultural, su formación como escalador. Los autores hicieron una investigación muy sucinta, pero sin caer en el amarillismo.

Into Thin Air, de Jon Krakauer
El clásico sobre la tragedia del Everest en el año 1996 es lectura obligatoria para cualquier amante del montañismo. Krakauer, periodista veterano, fue contratado por la revista Outside para hacer un reportaje sobre las expediciones comerciales al Everest. Lo paradójico es que le tocó a él mismo ser protagonista de su propio relato. El reportaje se convirtió en este libro, donde hace un retrato excelente de los malogrados líderes de las dos expediciones involucradas y de todos los participantes, así como de las acciones que desencadenaron en la peor tragedia del montañismo de los últimos años.