Son las 2 y 45 de la tarde del primer día de este año. Aquí en San Luis, tranquila urbanización de Caracas, la gente apenas despierta de las celebraciones de la Noche Vieja. Desde mi ventana observo la serena tranquilidad de las calles. El parque La Fila está completamente solo. De vez en cuando pasa un carro solitario por la calle, aunque ya comienza a sentirse en mi edificio el despertar de los vecinos tras la resaca. Alguien toma el ascensor, alguna puerta se abre, el sol tropical entra a raudales por las ventanas.
Estoy preparando el equipaje. En dos días viajo a Quito, para iniciar con mis compañeros del Centro Excursionista Caracas un recorrido de dos semanas por las montañas y paisajes del Ecuador.
En Caracas la temperatura ronda los 30 o C, mientras que en Ecuador oscila entre 8 y 19 grados. Más que la altura, me preocupa en este viaje la adaptación al frío. Para colmo, el Weather Channel no ha dejado de reportar lluvia, algo que no debería ser tan común en ese país durante estos meses. Mientras intento meter todos los abrigos que puedo en el morral pienso en este comienzo de año. A lo mejor hoy es un día como cualquiera, quizás lo que lo hace especial es lo que tiene de promesa y de estreno.
Viajar por estas fechas es la mejor manera de exponerse a lo nuevo. Ya he estado en Ecuador dos veces. La primera, en 1999, también como excursionista, la segunda, en 2005, en un corto viaje de trabajo. Podría decirse que ya conozco el Ecuador, pero siempre hay en ese pequeño país montañas, lugares y personas que aún no conocemos o si acaso, sólo presentimos.
Sigo tratando de hacer el morral con lo mínimo indispensable y también debo decidir qué libro (o libros) puedo llevarme para el avión. La ruta Caracas-Bogotá-Quito se lleva unas cinco horas y bien vale la pena acompañarse con una buena lectura. En mi repisa se acumulan varios libros adquiridos o recibidos como regalo este diciembre: "Estambul", del Premio Nobel Pamuk; "La Enfermedad", de Barrera Tyzska, "Pizarrón", recopilación de artículos de Uslar Pietri; "Campeones", de Meneses; "La Oveja Negra y otras fábulas", de Augusto Monterroso; "El Sol de Breda", de Pérez-Reverte; "Fiebre", de Otero Silva; "Venezuela: Aventura Extrema", de Tony Velásquez. Todos son una muestra de mi ecléctico gusto por la lectura. Creo que me decidiré por el que sea más liviano (de peso) y que ocupe menos espacio en la mochila.
lunes, 1 de enero de 2007
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