viernes, 19 de enero de 2007

Trekking en Ecuador (11 de enero)



Jueves 11-01-07:
¡Llegaron los arrieros! Y con ellos los necesarios caballos para transportar nuestro equipaje y acompañarnos en la travesía. Desayunamos y comenzamos a ascender hacia un collado al lado del Sincholagua. El día era hermoso, nos detuvimos por momentos a contemplar al Cotopaxi que asomaba entre las nubes y nos preguntábamos cómo les habría ido a nuestros amigos del grupo A en su ascenso. Lamentablemente, desde ahora y hasta por tres días no tendríamos contacto con el mundo. No había cobertura para celulares y por lo tanto, Manuel no podía comunicarse con su hijo Diego para saber del ascenso.
Subimos la fatigosa cuesta del collado al lado del Sincholagua (4.200 metros). El pico no es muy alto (4.900 msnm), tampoco tiene mucha nieve, pero su subida es muy técnica, por lo que no es tan popular. Pudimos divisar a los lejos un cóndor. Cuando alcanzamos el collado vimos varios extensos valles delante de nosotros. Ya era pasado el mediodía y en lo alto del collado había mucho viento y frío, así que seguimos rápidamente a Manuel en el descenso. La idea era acampar al lado de la Laguna La Mica, la cual surte de agua al sur de Quito, pero la laguna resultó esquiva. Bajamos a trompicones por unas picas empinadísimas, buscando infructuosamente la dichosa laguna. Los arrieros y sus caballos se nos perdían por momentos. Afortunadamente, Manuel podía comunicarse con ellos por radio. Pero el terreno no ayudaba. El piso era como una gran esponja verde que trataba de engullirnos. A los caballos, debido al peso que transportaban, se les hacía aún más difícil el desplazamiento. Finalmente, desistimos de encontrar la laguna. Ya eran las 6 de la tarde cuando pudimos acampar en un plano muy expuesto al viento, pero convenientemente cercano a un río. Estábamos a 3.950 msnm y hacía frío. Frente a nosotros, a muchos kilómetros de distancia se alzaba el imponente nevado Antisana. Llegar hasta su base era la meta del próximo día. Esa noche nos acostamos como a las 9:30, luego de cenar y escuchar las anécdotas de escalada de nuestro guía y los sabrosos cuentos sobre los fantasmas del refugio del Chimborazo.

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